Cuando recuerdo el primer contacto que tuve con Guille Milkyway (musicalmente hablando, claro), recuerdo un día de 2007 ojeando el periódico. En la sección de cultura había un artículo que llamaba mi atención.
"La Casa Azul", seguido de imágenes a todo color de lo que parecía ser un grupo de música.
Lo que leí me pareció bastante interesante. Yo por aquella época, en mis tiernos catorce años, no escuchaba más que Pop y R&B, por lo que, al buscar en YouTube vídeos del susodicho grupo, aluciné con algo que no había visto ni oído nunca.
Mi primera reacción, además de sorprenderme, fue de rechazo, todo era demasiado diferente a mi estilo musical de entonces y la música me parecía demasiado azucarada. Aun así, tenía una extraña conexión al grupo que no sabría describir.
Sin embargo, en menos de un año después, mis gustos musicales cambiaron por completo. Descubrí el rock, el indie, el punk, el metal, el hardcore, los grandes oldies que tanto había repetido mi padre en los viajes en coche, que tanto odié, terminaron gustándome.
En el olvido quedaron La Casa Azul, hasta un día de verano de 2011 en el que un buen amigo empezó a cantar una de sus canciones. De repente, descarga repentina de su discografía. Sin ahondar demasiado, habían vuelto a mi vida.
Pero ya con el lanzamiento de su nuevo disco, "La Polinesia Meridional", terminaron conquistándome por completo.
Es uno de esos discos redondos, que terminas de escuchar y te quedas tan asombrada que no sabes si ponerlo de nuevo o escuchar los discos anteriores como modo de pedirte perdón a ti misma por haberte perdido tal genialidad musical en tantos años.
Este sábado pasado tuve la oportunidad de volver a ver a Guille Milkyway en directo. Ya lo hice en su presentación de "La Polinesia" en diciembre, pero fue bastante breve y quería ir a un concierto de su gira.
Pues bien, no defraudó en absoluto.
Comenzó con un escenario simple pero efectivo; una pared de pantallas, donde proyectó diferentes imágenes a lo largo del concierto.
Comenzó con una intro espectacular (¿Qué es la Polinesia Meridional? ¿Encontraré algún día la mía?).
Con "Los chicos hoy saltarán a la pista", efectivamente logró que todos bailáramos a lo loco mientras cantáb...CHILLÁBAMOS la letra al unísono. Eso sí, pude comprobar que el concierto que Guille dio la noche antes en la misma sala le había pasado factura a la voz, pero pareció recuperarse según iba avanzando la noche.
Se le ve tímido, y un poco incómodo, razón por la que en sus tres anteriores discos, en sus vídeos y ciertas actuaciones, cinco actores, a base de playback instrumental y vocal, ocultaban su identidad. A partir de su tercer largo, "La revolución sexual", estos "androides" comenzaron a perder importancia, y Guille comenzó a perder la timidez que tanto le caracterizaba.
Sin embargo, en el concierto poco tardó en desmelenarse (¡qué ironía la mía!), claro que, con un tema como "La fiesta universal", no hay otra, es bailar o morir.
¡Hoy no pasarán, hoy no pienso claudicar, me cansé de tanto imbécil y he pensado que mejor era empezar a respirar y volver a lo normal, retornar a la belleza de las cosas inconexas y al amor, contundente e irrefutable ganador!
En definitiva, la fiesta continuó con canciones que pasaron a la historia como "Chicle Cosmos", "El momento más feliz", "Superguay", "Cerca de Shibuya", "No más Myolastan", "Esta noche solo cantan para mí" (momento muy emotivo, con imágenes de las grandes cantantes a las que menciona en la canción, proyectadas en la pantalla), "Chicos malos", "Yo, también" (ganadora del Goya a mejor canción original en 2010), y canciones recién estrenadas de "La Polinesia". Destacables "Terry, Peter y yo" y "La vida tranquila".
Uno de los grandes momentos de la noche fue el mix que hizo de las canciones más conocidas de sus dos primeros álbumes, mezclando así temas como "Hoy me has dicho hola por primera vez" o "C'est fini", entre otras.
La canción que da nombre al disco, "La Polinesia Meridional" fue interpretada a piano, el público cantó en susurros, para poder oír con claridad la voz de Milkyway, tan majestuosa como siempre.
Tras un breve descanso, dos androides que acompañan siempre a Guille en sus giras, con sus cascos blancos y sus sintetizadores y percusiones, se quitaron las máscaras, y caldeando el ambiente con los primeros ritmos de "La revolución sexual", terminaron revolucionando al personal. En la pantalla se podía ver a los antiguos androides en la estética usada para el videoclip del tema, hasta que apareció Guille y la fiesta se reanudó.
Con una versión a piano de "Como un fan", se me terminaron escapando las lágrimas. Es inevitable.
Nunca. Nunca más me iba a recuperar. Porque cuando tú jugabas yo creía que lo que hacías era amar. y mientras, yo me enamoraba como un fan, de tu voz, de tus amigos, de tu ropa original, de tu habitación, de tu portal, de tus discos viejos de los Clash, de toda tu maldad.
Tras el bajón, tocó volver a pintarse otra sonrisa en los labios. Guille, después de admitir que "nunca me había sentido así, es cierto, nunca había deseado no terminar un concierto y ahora..." tras las carcajadas que lo secundaron, nos dejó con "Todas tus amigas".
Fue un concierto casi perfecto. Hay perfección en las letras de sus canciones, en sus melodías, en sus matices, en su voz... Si la perfección existiera, tal vez Mr. Milkyway sería el que nos diera clases sobre ella.
Y así es mi historia de amor con este grupo. Cómo ha escalado en unos meses en mi lista de grupos más escuchados. El talento no lo es todo, pero si sabes cómo usarlo y con qué recursos, voilà.
A la primera escucha pueden parecerte superficiales, pero si te sumerges en sus letras, te das cuenta de que son letras poéticas, metafóricas, tristes en su mayoría, camufladas de la forma más sorprendente, por sus símiles y por la melodía que las envuelve, tan chicle-pop. Esa es la gran sutileza de este grupo.